Nada

   Le decía que le quería, pero ni ella misma se lo creía. También él fingía que algo fuerte sentía, cuando ninguno ignoraba que aquello era pura mentira.

   Él necesitaba lo que ella representaba, la cual antes de él se aburría y, al menos en un principio, aquel juego en el que los dos aparentaban que se querían, la apartaba de su rutina.

   No sabían cuanto tiempo duraría aquel ilógico pasatiempo que, al menos mientras cada uno del cuerpo del otro gozaba, les permitía soñar que quizás algún día de verdad se llegarían a amar. Pero lo cierto era que los dos sabían que fuera de aquellos fogosos encuentros relativamente placenteros, no había ni habría nunca algo más.

   Cuando el final llegó, algo que a uno de ellos en cierta medida sorprendió, para el otro supuso una total liberación.

   Se despidieron con un hasta luego, sabiendo que los dos procurarían no volver a encontrarse de nuevo.

   Hasta nunca, adiós, desde luego que eso era lo mejor.

Nada (c) Ana María Otero

2 Eivissa – I Wanna Be Your Toy

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